¿POR QUÉ HORE SHAKUL? הורה שכול

Hore Shakul hace referencia al padre o madre que ha perdido un hijo.
Significa algo así como "padre desconsolado".
Es una palabra hebrea y su origen es bíblico.
Aparece en el capítulo 18, versículo 21, del libro de Jeremías.
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Este blog está dedicado a mi amada hija Ludmila.

Escribir me ayuda a mantener vivo su

recuerdo...

Igual que los comentarios que

vosotros dejáis.

Entre todos lograremos que su semilla de amor siga germinando .



sábado, 29 de mayo de 2010

EL DUELO IGNORADO DE LOS ABUELOS (especialmente para Lucía, Blanca y Eduardo)

Desde el momento en que eres padre, intentas proteger a tus hijos del dolor y la tristeza.
Pero de pronto, tu hijo se enfrenta a la situación más terrible que puede sucederle a una persona. Se trata de un dolor casi imposible de comprender.
Entonces te enfrentas a infinidad de emociones: desamparo, ira, frustración, tristeza, culpa.
Sufres un profundo dolor por tu nieto: todas tus ilusiones y expectativas acaban de derrumbarse, acaba de apagarse la vida de tu descendencia.
Al mismo tiempo, sufres un profundo dolor por tu hijo. Te sientes fatal porque tu hijo sufre intensamente y no puedes hacer nada para evitarlo. Sólo puedes sentarte a su lado, ofrecer ayuda y observar el modo en que tu hijo intenta sobrevivir a la tragedia.
Para los abuelos el duelo será doble: por una parte, el del nieto que nunca llegará a ser adulto y cuya muerte contradice obviamente las leyes de la naturaleza, y por otra, el duelo que sufren por su hijo que vive un dolor inmenso para el cual no existe consuelo posible.
Los abuelos son mudos testigos de una tragedia familiar que viven con impotencia porque sienten que habría sido más lógica y esperable su muerte y no la de su nieto.
Pero la realidad no es así.
Hay que ser conscientes de que la muerte se presenta sin avisar.
Por eso tenemos que prestarles especial atención también a ellos... Porque su dolor es comparable al de los padres, y los acompañará hasta el último de sus días...

viernes, 28 de mayo de 2010

Familiares y amigos

¿¡Qué hacer con quien sufre la pérdida de un ser querido!?
¿Cómo comportarnos con los dolientes?

Cuando alguien cercano pierde un hijo, solemos decir: “si me necesitas llámame, para lo que necesites, para lo que sea”.
Seguro que lo decimos de verdad y desde el corazón, pero lo primero que tenemos que saber es que esos padres no tienen apenas voluntad ni fuerza si quiera para pedir ayuda.
¿De verdad podemos creer que alguien sumido en la mayor de la tristeza, sin deseos de vivir, que no puede apenas dormir, ni respirar, puede descolgar el teléfono o dirigirse hasta tu puerta para decirte “te necesito”?
Se debe asumir por tanto que hay que tomar la iniciativa. Para ayudar a esos padres deberá mostrar compasión, comprensión y mucho amor. No esperar que acudan a nosotros.
No nos limitemos a decir: "Si hay algo que pueda hacer..." Encuentre ese "algo" por sí mismo, y entonces, si es conveniente, tome la iniciativa.
Pero ¿qué hacer… qué decir… cómo para ayudar a quien está de duelo?
A veces no hay palabras, por ello lo mejor en esos momentos simplemente es ESTAR:
Sujetar una mano… oprimir un hombro… acariciar una mejilla… y ofrecer todo el apoyo que creamos necesario tanto física, emocional como espiritualmente.
No se mantenga alejado por no saber qué decir o hacer. Es muy frecuente que nos asustemos ante el temor que produce el dolor que vemos y nos haga pensar:
"Es mejor dejarles ahora… Necesitan estar solos y descansar…"
Quizá nos mantengamos alejados porque temamos hacer o decir una inconveniencia, pero si evitamos estar con los padres se sentirán más solos e incomprendidos.
Calmarles con palabras cariñosas y gestos suaves.
Recalcar las veces que sean necesarias que es normal que se sientan en ese estado de confusión y ansiedad, insistiendo en que no se están volviendo “locos” y que todos esos sentimientos por extraños y virulentos que sean, son seguramente normales ante la situación que están viviendo.
Es muy importante para los padres que sientan que comparten su dolor.
Hay que favorecer que expresen libremente sus sentimientos y estar solícitos para escuchar.
La escucha es esencial y una buena forma de aliviar su pena.
Puede que necesiten hablar mucho de su hijo, de cómo sucedió el accidente o la enfermedad, qué pasó antes o qué sienten por ello.
Hablar del hijo fallecido es una necesidad importante para los padres en duelo, sobre sus proyectos, su personalidad, etc.
Es muy importante preguntar sin temor si quieren hablar de ello, o si prefieren lo contrario.
Lo mejor es que decidan por sí mismo sin tener que se sientan obligados a “comportarse” de un modo determinado.
No presionarlos para que dejen de llorar, todo lo contrario, permitir su llanto.
Es muy importante dejar que los padres que han perdido un hijo manifiesten sus sentimientos y se desahoguen.
No pensar que la persona que acompaña y escucha tiene que ocultar sus sentimientos para que no les afecte a ellos, ¡es muy sanador, para ambos, llorar con los que lloran!
Es un gran error, creer que hay que evitar referirse al hijo fallecido ya que es muy doloroso para los padres, comprobar que ni siquiera nombren a su ser querido, no hablen de él o intenten evadir la conversación o cambiarla a otros comentarios.
¡No hay que cambiar de tema si los padres nombran a su hijo!
Muchas personas agradecen muchísimo oír hablar a los amigos y familiares de las cualidades y formas de ser únicas de ese hijo y por las que sentían gran cariño.
Al contrario de lo que se piensa, es muy gratificante oír las cualidades, detalles y gestos que hiciese en vida con ellos su persona querida.
Si no sabemos qué decir, es mejor no decir nada.
¡SOLO ESTAR! junto a las personas que sufren les puede hacer un gran bien.
Que sientan que hay alguien preocupado y ocupado de ellos y de sus familias.
¡Siempre hay algo que hacer para ayudar a la famila en duelo!
Permanecer junto al familiar o amigo en el tiempo. En días de diario, pero sobre todo en los momentos más difíciles como:
aniversarios, fechas especiales, Navidad, vacaciones… será nuestro mejor apoyo al mismo y a su familia más cercana.
Procurar que no estén solos mucho tiempo.
Establecer con otros familiares y amigos cercanos ciertos “turnos” para que los padres se encuentren rodeados a menudo de personas que les apoyan.
Los padres en duelo se encuentran en un momento crucial en sus vidas y necesitan ¡COMO NUNCA! del cariño, consuelo y apoyo de sus familiares y amigos.
Están tan heridos tanto moral, mental, física y espiritualmente, que no tienen capacidad suficiente para tomar decisiones, incluso sobre cosas de menor trascendencia.
Sobre todo si el fallecimiento se ha producido de forma brusca y accidental, si han sido víctimas de violencia, asesinato, terrorismo o han estado desaparecidos cierto tiempo.
Los padres necesitarán mucho tiempo para asimilar la pérdida del hijo.
No hay que atosigarles con consejos o demandarles que tomen decisiones mas o menos inmediatas ante asuntos tan importantes como el cambio de domicilio, la venta de la vivienda, el reparto de bienes y objetos personales, cambiar de ocupación, ciudad o trabajo, etc., etc. Todo esto debe de irse solucionando poco a poco, ¡habrá tiempo para ello!.
Se les puede ayudar diciéndoles que no tengan prisa en tomar sus decisiones.
No les diga que se deshagan de la ropa u otros efectos personales del hijo antes de que estén preparados para ello.
Tampoco que tienen que deshacerse de los objetos que les traen recuerdos porque le prolonguen o provoquen más aflicción.
Escriba una carta, poema o tarjeta.
Con frecuencia se pasa por alto el valor de una carta o una tarjeta.
Padres que han pasado por una pérdida importante, han comentado que les ayudó mucho recibir algun escrito o carta de amigos y familiares, ya que podía leerla y releerla.
Una carta o tarjeta de consuelo puede componerse de solo unas pocas palabras, pero debe estar escrita con el corazón.
En ella puede decirle a los padres que se preocupa por ellos y que guarda gratos recuerdos de ese hijo, o puede explicarle cómo influyó este en su propia vida.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Las estrellas están tan lejos de la Tierra que sólo vemos puntos luminosos.
Lo mismo me sucede cuando me ubico ahora en el tiempo... estoy tan lejos de él que no puedo apreciar su tamaño ni su forma...
Estoy fuera del tiempo real... todo transcurre a otro ritmo...
Lo único que sé es que si me detengo va a ser peor.
Tengo que seguir aunque no sepa bien en qué dirección... Seguir...
Seguir a pesar de haberte perdido...
A la vez este seguir me da esperanzas...
Esperanzas de creer que algún día aprenderé a vivir con tu ausencia para poder disfrutar al fin de tu inmenso recuerdo.

Te amo profundamente... más allá de las estrellas...
mamá

martes, 25 de mayo de 2010

EL DUELO EN LOS NIÑOS

Los niños expresan la tristeza de modo diferente a los adultos; se puede observar en ellos cambios frecuentes de humor y puede haber una disminución del rendimiento escolar y alteraciones del sueño.
Se pueden distinguir tres etapas en la concepción de la muerte por parte de los niños: en la primera etapa, hasta los seis años aproximadamente, la muerte es algo reversible; en la segunda etapa, hasta los nueve años, el niño reconoce la muerte como algo irreversible, pero solo en el otro y no en él mismo; en la última etapa, a partir de los diez años, el niño comprende que la muerte también es irreversible para sí mismo.
Los niños sienten la necesidad de encontrar una explicación a las cosas que observan o de las que oyen hablar. Si uno los escucha, podrá darse cuenta de que hacen preguntas y buscan activamente lo que les hace falta saber. Por eso, desde muy pequeños se interesan por la muerte.
Ocultar la muerte a los niños pensando que el tema les puede resultar traumático es un reflejo de nuestros propios miedos. Sin embargo, no es necesario decirles toda la verdad de golpe, sino que puede ir preparándose el camino o esperar a que sean ellos quienes pregunten en función de sus necesidades.

PUEDE AYUDAR AL NIÑO QUE LOS ADULTOS:

Sean completamente honestos con él y no lo aparten de la realidad que están viviendo.
Respondan con sinceridad a todas las preguntas que les formule. Cuando no tengan respuesta es conveniente decirle que no lo saben y ofrecerle su propia opinión al respecto.
Le expliquen cómo ocurrió la muerte con palabras sencillas que pueda comprender.
Le proporcionen una mascota ya que puede ayudarlo a expresar emociones al aprender a cuidarla y jugar con ella.
Lo animen a expresar lo que siente, poniendo como ejemplo sus propios sentimientos. Se le puede decir: "Hoy estoy triste y por eso lloro. Me acuerdo mucho de... y lo echo de menos"
Le faciliten la expresión por medio del dibujo y de la palabra.
Le permitan la expresión de cualquier sentimiento, aunque puedan parecer contradictorios: que esté muy contento o muy triste.
Lo alienten a jugar con sus amigos y a pasar ratos divertidos sin sentirse mal.
Lo ayuden a recopilar objetos o recuerdos, como fotografías de la persona fallecida, para que disponga de un medio de canalizar sus emociones.
Lo acompañen en sus rezos y en sus oraciones, si lo pide.
No cambien su conversación sobre la muerte del ser querido cuando aparece en escena, sino que adapten el contenido de esta a su presencia.
Busquen el apoyo de un profesional especializado en caso de observar un aislamiento importante, conductas violentas en extremo, una disminución del apetito, miedos o preguntas reiteradas sobre la muerte.

jueves, 20 de mayo de 2010

¿POR QUÉ UN GRUPO PARA PADRES EN DUELO?

HORE SHAKUL Padres con hijos fallecidos. Padres en duelo.: HORE SHAKUL padres con hijos fallecidos: ¿POR QUÉ UN GRUPO PARA PADRES EN DUELO?

UNA DESPEDIDA INESPERADA

No me gusta pensar que nuestra nena se murió inesperadamente. Pero fue así, así lo siento y así lo escribo. Solo transcurrieron 5 días desde los primeros síntomas de una fiebre invernal, hasta el quinto día en el que murió en la UCI de un hospital, sin que hasta ese quinto y último día de su vida, se le diesen otro remedios que no fueran antitérmicos y jarabes para la tos.
La medicina y sus profesionales nos traen a la vida, ayudan a las madres a poder llevar a cabo el acto más vital, humano y natural de todos los que podemos llegar a realizar. En el caso de mi hija, también le robaron la vida y le privaron de todas las cosas que se disfrutan y se soportan durante el transcurso de la misma ; nos privaron a toda su familia, amigos, conocidos y desconocidos, de toda su esencia.

Ludmila tenía solo 10 años, su muerte es una realidad que no creo que únicamente el destino, pueda explicar completamente y convencerme de lo ocurrido durante esos días .

Tu familia te ama. MUUUUUAAAAAAAMMMM Siempre.

1+ 5

Hoy no es un día cualquiera, o tal vez si que lo sea. Un día 19, seis meses atrás perdimos a nuestra hija. En un principio hoy podría ser un día especialmente doloroso, particularmente duro y largo. Aunque el tiempo transcurrido desde la muerte ha sido muy poco, las ayudas de otras madres nos ayudan a ir viéndolo de otro forma. No hace muchos días, una compañera que se ha curtido en circunstancias similares y que ha tenido a la vida misma como profesora de viaje, nos comentaba que los aniversarios del fallecimiento de su hijo habían dejado de ser los días rojos del calendario, los días en los que preferirías que no sonase el despertador, los días en los que querrías que las horas durasen 60 segundos. De que me serviría tener a mi hija los días 19 y percibir su ausencia el resto de días, como honraría y homenajearía a mi hija si sólo me afectase su ausencia los 19 de cada mes. Al final lo que comprendo es que a mi hija la recuerdo y me duele su ausencia todos los días, pares o impares. Al final lo que siento es que no puedo acariciarla todos los días del mes, domingo, lunes...... o aniversario. Al final lo que me unirá a ella los treinta días del mes, los doce meses del año y todos los años que tengan que venir, es tenerla presente, honrarla y hacerla partícipe de la marcha de nuestra familia compartiendo con ella nuestras penas y alegrías mediente los pequeños detalles y guiños de cada día.

miércoles, 19 de mayo de 2010

¿POR QUÉ UN GRUPO PARA PADRES EN DUELO?

La muerte de un hijo es vivida por los padres como la pérdida del futuro, de las esperanzas, de los sueños.
Nosotros hemos sobrevivido a nuestra hija... sabemos lo devastador que es esto porque vivimos día a día con el infinito dolor que provoca su ausencia.
Sabemos también que cada uno lo lleva como mejor puede y no somos nosotros justamente los que disponemos de los únicos recursos para hacerlo de una forma digna.
No existen herramientas que puedan reparar semejante pérdida, por eso nos basamos exclusivamente en nuestra propia experiencia.
Al principio... los primeros días... las personas que te rodean intentan estar a tu lado... acompañarte...
La empatía en estos momentos se produce sin esfuerzo.
Poco a poco estas visitas (llamadas, mensajes, etc.) empiezan a espaciarse hasta desaparecer casi por completo.
Sólo unos pocos son capaces de continuar a tu lado.
En este punto quiero aclarar que no es nuestra intención hacer ningún reproche a nadie; pero la realidad, la nuestra, así lo fue demostrando.
Por otro lado, o por el mismo, tuvimos la necesidad de contactar con otros padres.
Estos padres nos ayudaron (y lo siguen haciendo) a continuar el curso de la vida como si de un río se tratase... con el dolor... con la pena... pero también con la esperanza.
Nosotros estamos aquí para compartir ese terrible dolor y para aprender a llevarlo lo mejor posible.
Contamos con la ayuda inestimable de varios profesionales que nos acompañarán a lo largo del camino.
Contamos además con un sitio propicio para realizar los encuentros.
Sólo falta contar con las personas.
Recibid un fuerte abrazo de Laura y Emilio.

martes, 18 de mayo de 2010

PARAÍSO

Yo sé que no hay un día
que al momento de despertarte
no es otra cosa sino mi nombre
lo que tu boca
en silencio proclama,
no es más que mi imagen
la que, aún entre bostezos,
todos tus pensamientos recorre.
Yo sé que a medida
que las horas transcurren
no falta la oración
en que, como una oración,
mi nombre invoques
buscando protección,
solución, salvación, sanación,
o, por qué no,
tan sólo una sonrisa cómplice,
el simple hecho que esté a tu lado
compartiendo
el mismo momento.
Yo sé que llegada la tarde
no falta el instante
en el que, escondida en tu soledad,
dejás rodar una lágrima
por tu mejilla,
mientras acaricias una foto mía
y que añorás
hasta los días que más te hacía renegar
no estudiando o no comiendo.
Yo sé que llegada la noche
tus ojos buscan una estrella
y me mandan tus cariños
y tus "dulces sueños, angelito".
Yo sé.
Yo sé todo lo que el lugar
más profundo de tu ser sabe,
yo no te pienso abandonar,
no te voy a dejar sola
un sólo momento.
¿Acaso no fue por amor
que por deseo de tu corazón
llegué a tu vientre
y por esfuerzo de tu vientre
aparecí en tu mundo,
un tiempo corto
pero por demás suficiente
para ganarme
un lugar de privilegio
en este cielo al que ahora pertenezco?
Entonces,
no sería tan descabellado pensar
que también por exceso de amor
cada día,
a cada momento
y a cada instante
no deje de acompañarte,
apareciendo en tu mundo,
ya sea secándote las lágrimas
o dándote el empuje para continuar.
Para así,
una vez recompuesta,
volverme a descalzar plácidamente
al lugar más seguro,
reconfortante y acogedor
que alguna vez conocí,
el paraíso,
tu corazón,
mamá.

Gito Minore

La marca queda en el alma

Ni la distancia ni los caminos distintos que recorramos serán obstáculo para que lo que nos une sea siempre tan maravilloso. La vida nos brindó el regalo más bello y completo.Gracias a la vida. Porque Ludmila
era la síntesis para los cinco sentidos...
Oído ..para escuchar sus risas, llantos , berrinches y el cristal de su cantarina voz
Sabor...para los dulces besos que bailan en los labios y se grabaron en el cerebro
Tacto...para las inolvidables caricias y abrazos de juegos , encuentros y despedidas tibias y suaves.
Los ojos que se regodearon con su belleza en aumento hasta lo sublime.
Olfato en el que quedara inpregnado por siempre su aroma único, suave, acre, almizclado y dulce cual miel...
Estará el hueco de mi brazo esperando el reencuentro iluminado.
Cómo brilla su luz!!!y su sonrisa!

Siempre a tu lado.
Abuela Ká

lunes, 17 de mayo de 2010

Dime por favor dónde no estás,
en qué rincón puedo no verte,
dónde puedo dormir sin recordarte
y dónde recordar sin que me duela.
Dime, por favor, dónde puedo caminar
sin ver tus huellas,
dónde puedo correr sin recordarte
y dónde descansar con mi tristeza.
Dime, por favor, cuál es el cielo
que no tiene el calor de tu mirada,
y cuál es el sol que tiene luz tan solo
y no la sensación de que me llamas.
Dime, por favor, cuál es el rincón
en el que no dejaste tu presencia.
Dime, por favor, cuál es el hueco de mi almohada
que no tiene escondidos tus recuerdos.
Dime, por favor, cuál es la noche
en que no vendrás para velar mis sueños...
Que no puedo vivir porque te extraño
y no puedo morir porque te quiero.

Jorge Luis Borges

domingo, 16 de mayo de 2010

Algunos mitos acerca de la muerte de un hijo

MITO: Cuanto más joven era el hijo, menos intenso es el dolor que debes sentir.
REALIDAD: Es cierto que la sociedad nos da menos derecho al luto por la muerte de bebés muertos durante el embarazo y por recién nacidos, sin embargo, la verdad es que el amor de una madre/padre no se mide conforme al tiempo que tuvimos a nuestro hijo. El amor simplemente no se mide en tiempo. Algunos tratan de prorratear nuestro dolor. Por ejemplo, si un niño de diez años muere, nuestro dolor será de “x”, … si un bebé de un año muere, el dolor deberá de ser de “y”,… si un bebé de un día de nacido muere, el dolor será de “z”. Es ridículo para quien ha perdido un hijo.

Habrá que considerar lo siguiente… ¿Sería más fácil enterrar a nuestro hijo cuando lo hicimos o un año después? Es una pregunta imposible de responder. No hay mejor tiempo, ni menos dolor. Perder un hijo es una tragedia terrible pase cuando pase.


MITO: Han pasado seis meses, ya deberías haberlo superado.
REALIDAD: La verdad es que nunca “superaremos” nuestra pérdida. El dolor nunca se va por completo. Echaremos de menos nuestra vida entera el hijo que debería estar con nosotros. Cuando otros piensan que ya deberíamos haberlo superado, están confundiendo la relevancia de la pérdida de un hijo, con un evento de menor importancia.

Uno supera perder un trabajo, un hueso roto o una amistad que ya no está. La muerte de un hijo, de cualquier edad y por cualquier causa, es un evento trágico y que cambia nuestra vida para siempre, por eso nunca se olvida.


MITO: Las pastillas para dormir, los antidepresivos y el alcohol ayudan para sobrellevar el dolor.
REALIDAD: Algunos padres toman pastillas o alcohol después de la muerte de su hijo, y luego se dan cuenta de que han pospuesto lo inevitable. El luto y el dolor implican mucho trabajo. Es físicamente extenuante y mentalmente agotador. Pero hay que comparar el dolor con un préstamo. Debemos pagar el préstamo algún día. Cuanto más tardemos en hacerlo, más altos serán los intereses y las multas. Acepta y abraza la profundidad de tu dolor como la reacción normal de la experiencia más difícil que una persona puede vivir.


MITO: Otro hijo es la solución a tu dolor.
REALIDAD: Un hijo muerto merece todo el dolor que sientes. Aunque otro bebé llenara tus brazos doloridos y vacíos, nunca reemplazará a tu otro hijo. Permítete llorarlo. No hay que apresurarse. Otro bebé puede aumentar la angustia en ti, en tus hijos vivos, en tu pareja. Sed cautelosos al aventuraros en un embarazo para el que no estéis preparados.


MITO: Necesitas olvidar a tu hijo y seguir con tu vida.
REALIDAD: Mucha gente te ridiculizará si hay fotos de tu hijo muerto en tu casa, si sigues acudiendo a grupos de autoayuda o si lo recuerdas años después de su muerte. ¡Tu fidelidad a la memoria de tu hijo no es condenable!


La verdad es que más de veinte años después de la muerte de Elvis Presley, toda una nación se detiene a recordarlo con vigilias a la luz de las velas en Graceland. El evento se transmite a todo el mundo en CNN y en cuanta estación de televisión existe. Es una práctica aceptada por millones de personas, jóvenes y viejas. Sin embargo, esta misma sociedad, mantiene a los padres en duelo dudando de su sanidad mental cuando recuerdan a alguien mucho más importante en sus vidas: su hijo.


Recuerda a tu hijo. No permitas que otros determinen lo que está bien para ti. ¡Recuérdalo y no te avergüences de ello!


MITO: Ya serás tu misma/o otra vez.
REALIDAD: La verdad es que probablemente parte de ti murió con tu hijo. Podrás tener partes de tu otro yo, sin embargo, seguramente no serás exactamente el mismo que antes. Date tiempo de conocerte a ti misma/o otra vez. La muerte de tu hijo ha cambiado muchas cosas en ti y necesitarás tiempo y paciencia para conocer a la nueva persona en la que te has convertido.


MITO: Los grupos de apoyo o de autoayuda son para personas débiles.
REALIDAD: La muerte de un hijo es el evento más solitario y más aislante en la vida de una persona. Muchos padres dolientes dicen que los amigos se convierten en extraños y los extraños se convierten en amigos. La razón de esto es clara: ¿cómo puede entender alguien que no ha pasado por lo mismo la profundidad de este dolor?

Los grupos de apoyo o de autoayuda son un paraíso seguro para que los padres que han perdido un hijo compartan lo más profundo de su pena con otros que han pasado por los mismos sentimientos. Muchos grupos de apoyo de autoayuda están llenos de personas fuertes y comprensivas que están dedicadas a ayudar a padres que acaban de sufrir la pérdida de su hijo para que encuentren esperanza y paz en sus vidas.



MITO: Estoy enloqueciendo.
REALIDAD: Cada padre que ha experimentado la muerte de un hijo, siente como si estuviera enloqueciendo. La gran variedad de emociones puede abrumarnos. Muchos experimentamos sentimientos que no creíamos poder sentir. Esto asusta y sobresalta.

La rutina de nuestra vida diaria de repente nos molesta. Nos sentimos fuera de lugar entre nuestros familiares y amigos más cercanos. No podemos asistir a bautizos, comuniones, bodas y fiestas de cumpleaños. Nos podemos sentir demasiado débiles y exhaustos para levantarnos de la cama cada mañana. Las actividades que antes disfrutábamos ahora se sienten como cargas.

Algunos padres son incapaces de trabajar, mientras otros son absorbidos completamente por sus labores para aliviar el dolor. Algunos expresan que la pena es tan inaguantable, que rezan a Dios que los lleve mientras duermen. Es como la montaña rusa. Algunos días somos capaces de reír y sentirnos contentos otra vez, mientras que otros parece que hay una nube negra colgando sobre nosotros. ¿Quién no se sentiría fuera de sí mientras vive tantas emociones distintas?

No estás enloqueciendo. Estás en duelo por la muerte de tu hijo, simplemente extrañas lo que debería ser tu vida. Se paciente y buena/o contigo misma/o.


Mientras que la nostalgia por tu hijo nunca desaparecerá, el tiempo nos concede momentos de paz entre las oleadas de dolor. Permite que esos momentos te acerquen más al amor que tu hijo siente por ti y descubre los regalos que su paso por tu vida te ha dejado.

sábado, 15 de mayo de 2010

¿Qué es el duelo?

El duelo es un proceso de adaptación natural que permite restablecer el equilibrio personal y familiar roto por la pérdida de alguien o algo querido. Se trata de una respuesta emocional, de comportamiento y de pensamiento que desestabiliza y desorganiza temporalmente a la persona que se encuentra en situación de pérdida. Puesto que es un proceso natural en el ser humano, cabe diferenciarlo de una enfermedad.
Antiguamente, el duelo que conlleva la muerte, pese a ser doloroso y difícil, se vivía de una manera más natural, y la aflicción que se podía sentir, además de ser personal y familiar, se convertía en un hecho social donde ceremonias y rituales facilitaban el camino hacia la resolución. Hoy en día, sin embargo, se vive un cierto retraimiento al respecto, pronto se pide a la persona que vuelva a ser la que era, olvide lo sucedido y se dedique de lleno a sus hábitos diarios.
La persona que está en proceso de duelo puede reaccionar con sentimientos como la tristeza, el enfado, la culpa, el alivio, la confusión; sensaciones físicas como falta de aire, opresión en el pecho, sequedad de boca, vacío en el estómago; conductas como soñar con el fallecido, suspirar, llorar, buscarlo y llamarlo en voz alta; pensamientos confusos, alucinaciones breves y sensación de percibir la presencia del fallecido.
Asimismo, cabe tener en cuenta que se tiende a confundir los síntomas que aparecen en este proceso con los que se manifiestan en la depresión, y por ello suelen usarse medicamentos para paliarlos, lo que provoca el bloqueo de algunas expresiones emocionales y la ruptura del proceso natural del duelo. Sin embargo, y a pesar de que la manifestación de los síntomas mencionados supone un sufrimiento intensísimo, y puede asustarnos la idea de llegar al descontrol emocional, lo saludable es expresarlo, renunciar a controlarlo todo, darse permiso para sentir y dejar fluir aquello que nos mueve internamente.
En este camino, lo más habitual al principio es encontrarse en estado de shock o de bloqueo emocional, lo que por otro lado nos protege temporalmente del impacto vivido. Una vez ha pasado este momento, es positivo y saludable que nos demos el tiempo y el espacio necesarios para reconocer aquello que nos está pasando, que nos escuchemos. ¿Qué nos dicen nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro corazón? Sólo así podremos evitar complicaciones a largo plazo que pueden manifestarse tanto psicológica como físicamente. A veces, esto no es posible, pùesto que nuestra atención y nuestra dedicación han de centrarse en otras cosas que son prioritarias y que precisan de nosotros en aquel momento. De todos modos, una vez haya pasado un tiemo prudencial, será bueno observar qué nos pasa y qué sucede en nuestro entorno, para poder priorizar nuevamente lo que nos rodea.
La compañía de familiares, amigos y personas de confianza ayuda a legitimar el dolor y a que nos sintamos más protegidos.
La comprensión y el diálogo son básicos en el núcleo familiar, ya que cada miembro vive y expresa la`pérdida de manera diferente.
El proceso de duelo no es lineal. Por ello, cuando creemos que todo ha pasado y que hemos superado la pérdida, a veces nos sentimos en un estado que ya habíamos vivido antes, lo que nos hace pensar que hemos dado un paso atrás. Estos momentos dolorosos, que nos hacen recordar la situación en la que nos encontramos, que aquella persona ya no está con nosotros físicamente, pueden parecer retrocesos, pero en realidad nos indican que continuamente estamos en movimiento y no son más que un paso adelante en el camino que nos llevará a la recuperación.
El duelo es un proceso necesario para continuar viviendo y encontrar un lugar en nuestro ser para la persona amada. Esto no significa olvidarse de ella, sino volver a vibrar con la vida y seguir nuestro camino.

viernes, 14 de mayo de 2010

LA EMPATÍA

La empatía es la capacidad de meterse en la piel de otra persona, de sentir lo que ella siente, de ponerse en su lugar, de ver a través de sus ojos.
Si somos capaces de sentir empatía podemos establecer vínculos afectivos con quienes sufren, alegrarnos por el amor de los demás, sentir placer al ver triunfar a otro, comprender la ira de un amigo y el dolor de un desconocido.
Quienes carecen de empatía no pueden evolucionar espiritualmente

miércoles, 12 de mayo de 2010

EL AMOR PURO Y ETERNO

Empatía y compasión suelen usarse como dos sinónimos, pero, en realidad, se trata de dos elementos de la psique humana. Sí, es cierto que, cuando comprendemos los sentimientos de otro como los propios y somos capaces de ponernos en su lugar, casi con toda seguridad sentiremos compasión hacia esa persona, pero también podemos ser compasivos sin empatía; podemos sentir compasión por alguien (o incluso por un insecto o un animal) aunque no reconozcamos sus sentimientos en nosotros mismos.
La compasión surge del corazón y se pone de manifiesto con demostraciones de bondad y benevolencia para con todas las criaturas de la creación.
Jesucristo fue sumamente compasivo... Ghandi también.
Cuando decimos que sentimos algo "de corazón" estamos demostrando compasión. Los "actos de bondad aleatorios"(dejar pasar a alguien en la cola de un supermercado, ceder el asiento a una embarazada, etc.) son ejemplos de conducta compasiva, pero sólo si surgen de un impulso de bondad genuino y no de la obligación de hacer las cosas de una manera determinada o del deseo de ganar puntos en el cielo.
La compasión es más instintiva y la empatía más intelectual: tienen orígenes diferentes.
Sin embargo, cuando se funden la empatía y la compasión, ambas nos llevan hacia el destino final de todas las lecciones que se aprenden en el camino hacia la inmortalidad: el amor espiritual, el amor incondicional, el amor puro y eterno.

La compasión y la empatía no se aprenden de un día para otro; las lecciones vitales no son sencillas.
En nuestro ascenso hacia la inmortalidad debe entrar en juego otro factor: LA PACIENCIA.

La paciencia está relacionada con la comprensión, porque cuanto más se comprende a una persona, o una situación, o una experiencia (o a uno mismo), menos probabilidades hay de tener una reacción visceral y de hacer algo que pueda herir a uno mismo o a los demás.

Brian Weiss

lunes, 10 de mayo de 2010

Anoche soñé contigo...
Yo te llevaba supongo que al cole... no se... ya sabes como son los sueños...
Subíamos a un ascensor... luego volvía a buscarte porque me daba cuenta de que era un poco temprano...
Después me llamaba papá y yo le decía: -"Has visto lo hermosa que está Lu...?"
"Tenemos que cuidarla más... no soportaría volver a perderla..."
Eso fue todo... pero tu sonrisa aún aplaca mi dolor... lo transforma en paz...
Esa es tu magia mi amor... todo lo transformas... todo lo vuelves dulce y bonito...
Te amo
mamá

Querida hijita...

Los días siguen pasando...
El tiempo no ha notado tu ausencia porque sigues brillando...
Sin embargo todo se detuvo para mí.
No se andar sin tu sonido... sin tu genuina felicidad...
No se si pueda empezar de nuevo...
Tal vez debiera enrollarme en tu recuerdo y refugiarme el resto de mi vida sin tí...
Te amo cada segundo de cada día...
Mamá

domingo, 9 de mayo de 2010

Mi vida...

¿Cómo se hace para seguir sin tí?
No quiero pensar en el tiempo...
Mi tiempo se ha vuelto inmenso desde que no estás... ya no cuenta para mí... no coincide con el de los otros...
Tu marcabas el mío... le dabas sentido... lo llenabas...
¿Quién soy ahora que ya no estás?
¿Quién soy después de tí?
Te amo
mamá

jueves, 6 de mayo de 2010

Buenas noches princesa...

Cómo pesa el vacío de tu ausencia...
pero siempre es mejor eso que la nada...
La nada hubiera sido no tenerte...
Eso sí que es una tragedia!
Te amo
mamá

miércoles, 5 de mayo de 2010

Por qué HORE SHAKUL? (הורה שכול)

Existe una palabra en hebreo que no tiene equivalente en ninguna otra lengua. Se trata del término “hore shakul” (הורה שכול) que hace referencia al padre o madre que ha perdido un hijo.
El origen de la palabra es bíblico, aparece en el capítulo 18, versículo 21 del libro de Jeremías: "Por tanto, entrega sus hijos a hambre, dispérsalos por medio de la espada, y queden sus mujeres sin hijos, y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos a espada en la guerra".
Es curioso que ninguna otra lengua se haya atrevido a darle un nombre al padre de hijo fallecido...


¿Será esto una señal más de que hay temas de los que mejor no hablar?

PULSIÓN DE VIDA

El jueves 19 de noviembre de 2009... alrededor de las 20,25 horas me dijeron que mi preciosa hija Ludmila de apenas 10 años y 6 días había muerto...
Recuerdo dos cosas que se me cruzaron por la cabeza en ese momento...
La primera fue hacer un mural con todos sus dibujos que por suerte guardé desde que comenzó a hacerlos... De hecho tengo varias cajas llenas de ellos...
La segunda fue buscar un grupo de padres que estuviesen en mi misma situación...
Necesitaba imperiosamente encontrar a alguien que se sintiera como yo... alguien en el que me reconociera... alguien que no me rechazara al verme...
Alguna vez leí que la muerte de un hijo es lo más parecido a la propia muerte...
Yo creo que es muchísimo peor... No estamos preparados para soportar semejante hachazo...
Cuando ingresaron a mi hija me preguntaron si era una niña sana... Yo contesté que era la niña más sana que habían atendido en su vida...
No importaba que el día anterior la pediatra me hubiera dicho que se estaba curando de una gripe... en ese instante mi pequeña se estaba muriendo...
Así ocurrió varias horas más tarde...
La vida... o esto en lo que transcurro se convirtió en una amenaza constante...
Ya no estaba a salvo... no sin Ludmila... y nunca más lo estaría...
Empecé a buscar libros que me ayudaran a entender... a aceptar... a creer...
Empecé a buscar grupos... padres que se hubiesen juntado por la necesidad de compartir tanto dolor... es demasiado para una sola persona...
Nada... no existía nada parecido en mi ciudad...
Yo no podía creer que fuese la única mamá "huérfana" pero por algún capricho del destino en Zaragoza... y aún más... en todo Aragón no había ningún grupo de padres...
Contacté con uno de Barcelona pero que funciona en muchas provincias de España e incluso en varios países y enseguida noté el efecto reparador del mismo...
Casi inmediatamente empecé a sentirme mejor...
Es verdad que esta mejora sólo dura un rato... a veces más largo... otras más corto... a veces tan sólo un segundo...
No importaba... sabía que a la larga iba a sentir sus efectos...
Cuando alguien que está en tu mismo camino te abraza y te dice que lo siente logra traspasar el abismo brutal en el que te encuentras...
A partir de ese momento sabes que no estás solo...
Somos seres sociales... no sobreviríamos si no contáramos con alguien más...
Por eso yo que aún voy a tropezones me ofrezco ese alguien con el que otros puedan contar...
Hay algunas personas... profesionales de la salud... que me han ofrecido su ayuda para formar un grupo... pero necesito de otros que a su vez me necesiten...
Entre todos podemos volver a tomar parte activa en la vida...
Al fin y al cabo esto es lo único que dará un sentido a la muerte de nuestros hijos.

martes, 4 de mayo de 2010

El tiempo implacable avanza...
Unas veces suave y otras violentamente...
Yo me detengo de a ratos a contemplarte...
Miro hacia atrás buscando tu sonrisa sanadora y siempre la encuentro porque estabas hecha de esos acordes... eras la melodía más linda y conmovedora...
Te gustaban las imitaciones y eras muy buena haciéndolas...
Conseguías hacerme reir tanto... hasta dolerme la tripa...
Nos reíamos juntas a carcajadas...
Aún las oigo...
Todo era real y cierto contigo... inmenso... feliz... divino...
Te debo tanto mi vida...
Te debo todos esos días que viva sin tí...
Guardo los besos que me faltaron darte...
Todo lo que pueda llevarme cuando regrese a verte...
Mientras tanto aquí estoy... siempre que me necesites... hasta la eternidad...
Te amo.
Mamá