Ellos han forjado parte de la persona que hoy somos. Ahora depende de nosotros cómo continuar andando.
Es necesario que esa parte de nosotros que vive triste por el duelo forme una alianza con esa otra que vive en el presente, para poder disfrutar lo que la vida nos ofrece hoy.
Una manera de honrar a nuestros hijos es estar lo más vivos que nos sea posible, porque como dijo Richard Bach "Existe una prueba ineludible de que tu tarea en este mundo no ha terminado: si estás vivo, no ha terminado".
Una manera sencilla de ligarse al presente y a la vida es servir; ayudando a los que hoy están, honramos a quienes ya se fueron y a nuestra identidad más honda.
Los humanos somos seres extraños... podemos cohabitar con el dolor más hondo por la pérdida del hijo que ya no está y a la vez sentir felicidad por el que nos queda.
Quizás debamos empezar a brindarnos espacios de soledad sin permitirnos aislarnos. No somos islas, somos continentes; nos contenemos unos a otros.
De allí viene la expresión "estar contento".
Nuestra tarea consiste en aprender a vivir con ambas partes.
NUESTRA TAREA ES EJERCER EL AMOR