¿POR QUÉ HORE SHAKUL? הורה שכול

Hore Shakul hace referencia al padre o madre que ha perdido un hijo.
Significa algo así como "padre desconsolado".
Es una palabra hebrea y su origen es bíblico.
Aparece en el capítulo 18, versículo 21, del libro de Jeremías.
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Este blog está dedicado a mi amada hija Ludmila.

Escribir me ayuda a mantener vivo su

recuerdo...

Igual que los comentarios que

vosotros dejáis.

Entre todos lograremos que su semilla de amor siga germinando .



viernes, 31 de diciembre de 2010

EL VALOR DE LU...

Se cuenta que en el siglo pasado, un turista norteamericano fue a la ciudad de El Cairo-Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio.
El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.
¿Dónde están sus muebles?- preguntó el turista.
Y el sabio, rápidamente, también preguntó:
¿Y dónde están los suyos....?
¿Los míos?- se sorprendió el turista. ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!
Yo también... - concluyó el sabio.
La vida en la tierra es solamente temporal... Sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices.

"El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden.
Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables...
como Lu".      
GRACIAS MI AMOR POR ENSEÑARME A VIVIR...


  

¿QUÉ PUEDES HACER HOY... EN ESTE MISMO MOMENTO?

Mira ahora que es lo que te gustaría experimentar en tu propia vida, y en el mundo...
Mira entonces si hay alguien para el que tú puedes ser la fuente de ese deseo...
Si quieres experimentar la paz, ofrece paz a otro...
Si deseas saber que estás seguro, haz que otro sepa que está seguro...
Si deseas entender las cosas aparentemente incomprensibles, ayuda a otro a comprender mejor...
Si deseas sanar tu propia tristeza o ira, busca sanar la tristeza o ira de otro...
Esos otros te están esperando ahora...
Ellos buscan tu guía, tu ayuda, tu valor, tu fuerza, tu entendimiento, y tu seguridad en esta hora...
Pero sobre todo, ellos te buscan por tu amor...
 


FELICES FIESTAS


miércoles, 29 de diciembre de 2010

MUERTOS O MORIDOS

La sinceridad infantil es la primera fuente de aprendizaje que los mayores despreciamos con necedad. Si se pregunta a un niño ¿qué es la muerte?, ¿Qué le ha pasado a la mamá de Bambi?, la respuesta es un claro: no sé. En cambio si un niño pregunta a un adulto, ¿por qué se ha muerto mi abuelita? Las respuestas suelen ser variopintas. Oscilan desde la evasión de la respuesta hasta la hipótesis del cielo-limbo-purgatorio-infierno.


La educación actual no prepara para la muerte.

Daniel, de seis años de edad, está enfadado con su hermano Javier (de cuatro años) porque no viene a jugar con él. Sus padres le han dicho, que su hermano ha muerto y ha ido al cielo, pero Daniel no acepta su ausencia, siente miedo y sentimiento de culpa, y cree que Javi no viene porque ha sido malo. También deduce que no viene su hermano porque no le quiere ya, porque si le quisiera de verdad, vendría.

Agustín de la Herrán Gascón, profesor de la Universidad Autónoma, cree en la necesidad de incluir la muerte como contenido educativo, en la etapa infantil: "Ante una experiencia trágica vivida por un niño, se puede hacer bastante más que consolarle o dejar pasar el tiempo, para que el problema se vaya solucionando más o menos solo, con jarabe de tiempo... Se deben enseñar los rudimentos de todos los saberes adultos desde los primeros años. La educación infantil es la más rica y creativa en cuanto a realizaciones y se debería comenzar a afrontar en esta etapa todos los temas de nuestra naturaleza. ¿O acaso no hay relaciones evidentes entre muerte, ciclos biológicos, educación ambiental, sexual...? Creemos que si desde las aulas no se incluye el tema de la muerte desde un contenido global y ordinario, no se estará enseñando a vivir completamente".

Los niños juegan y hablan de la muerte.

Los niños tienen miedos y temores, uno de ellos es el miedo a la propia muerte.
Depende de la edad. Los niños menores de 5 años no son capaces de formarse un concepto de la muerte, su percepción del tiempo y del espacio es muy limitado, en ellos prima el miedo de separación a la madre.
Los comprendidos entre 6 y 10 años muestran un mayor miedo a la mutilación y por último, son los mayores de 10 años los que presentan un miedo elevado a la muerte. Pero estos miedos son reforzados por el entorno cultural. Son miedos socializados.
Los niños hasta los 6 años de edad juegan a representar la muerte. Es el fruto de la observación.
Se "duermen" como hace el rey Mufasa en la película el Rey León.
El estado de sueño es la primera identificación con la muerte.
El niño comienza a asumir la realidad de la muerte y se defiende de ella a través de su creencia de que es capaz de influir sobre esa realidad.
Los niños pequeños descubren la muerte en su medio físico y social. La buscan por sus causas y la superan con rituales llenos de magia y fantasía. Son juegos de salvamento y resucitación mediante los cuales las heridas y los muertos se curan. Mediante estas simbolizaciones se superan egocentrismos, la culpabilidad se transforma en solidaridad y se comienza a elaborar el desarrollo de capacidades, como las de ayuda, compasión, ponerse en el lugar de otro...
Pautas de actuación para una eventualidad trágica
En su libro ¿Todos los caracoles se mueren siempre? se dan pautas específicas en caso de actuación para que los padres y maestros puedan explicar la muerte de alguien cercano a un niño.
Lo primero es la coordinación y coherencia para no entrar en contradicciones y pactar una versión.
La sinceridad y evitar el engaño es decisivo.
Dar una versión falsa carece de utilidad y sentido (se ha ido de viaje, etc..).
Permitir la expresión natural de sus emociones, sin estimularlas (tú lo que tienen que hacer es llorar) o reprimirlas (no llores más) ayudando a interpretarlas y a expresarlas.
Lo más adecuado es afrontar la realidad de forma tranquila, para favorecer desde la serenidad, el transcurso de las posibles fases de elaboración y aceptación de la experiencia de vacío y pérdida por parte del niño.
En situaciones extremas como es la percepción directa del cadáver, se recomienda como lo más natural y educativo hacer el esfuerzo de continuar integrando hasta el último momento al fallecido en la familia, contando con la participación del niño, y siguiendo las siguientes pautas:
Si el niño expresara su deseo de verle, el proceso debería revestirse de naturalidad, desde la libertad de los padres y el niño .Dejarle elegir, y respetar no sólo su palabra sino sus gestos dándole mucha importancia. Puede llegar a ser una experiencia intensa, y aunque inevitablemente triste, una tristeza disfrutada.
Deben acompañar al niño en este trance personas cercanas entrañables. Los padres si están en las mejores condiciones de serenidad o tranquilidad.
La oportunidad es buscar un momento de tranquilidad, si es posible de soledad ante la persona fallecida. Puede pedirse que nos dejen a solas con el niño y que no se interrumpa durante unos minutos para evitar interrupciones o interferencias o contaminaciones, con escenas de lloros o situaciones parecidas.
Reconocer que el fallecido está tan pero tan tan dormido como la Bella Durmiente, como Blancanieves, tan pero tan tan dormido que ya no nos puede mirar, no nos puede hablar, no respira, porque está como en el más profundo de los sueños.
Despedida, ya que si el abuelito, tío, vecina... ya no nos oye, podemos decirle adiós nosotros, expresar lo que quiera, quejarse, llorar, hablar bajito.
Si el niño llegara a despedirse se habría conseguido la primera fase de aceptación de realidad de la muerte.
Tratamiento saludable de la muerte
Introducir en los campos educativos un tema como este es sin duda controvertido.
Para Agustín de la Herrán la muerte como la vida entera ha de entrar en las escuelas y trabajarse en ellas desde la naturalidad y el rigor derivados de una buena formación.
¿O es quizá demasiado tarde para algunos? ¿Podría ser demasiado tarde para nuestra educación?

sábado, 25 de diciembre de 2010

¿CÓMO HABLAR DE LA MUERTE CON NUESTROS HIJOS?

Aunque evitamos hablar de la muerte con nuestros hijos, en algún momento de nuestras vidas, tendremos que hacerlo.
Se muere un familiar o un amigo,... ¿y qué les decimos?
¿Cómo podemos explicar lo inexplicable a los niños?
Lo que decimos a nuestros hijos acerca de la muerte o el momento que escogemos para hacerlo, dependerá de la edad que tengan. Y dependerá también de nuestras propias experiencias, creencias, sentimientos y circunstancias, puesto que cada situación que encaramos es de alguna manera diferente.
Los niños tienen consciencia de la muerte mucho antes de que nos demos cuenta. Casi todos los días ellos viven situaciones de muerte en los telediarios, periódicos, videojuegos, dibujos animados.
La muerte está presente en los cuentos de princesas, de hadas, etc.
La muerte es parte de la vida cotidiana.
Si les permitimos a los niños hablar con nosotros sobre la muerte, estaremos brindándoles la información que necesitan.
Podemos hablar acerca de todo con los niños. Y ¿por qué no de la muerte?
Los niños perciben todo, incluso cuando eludimos hablar de un asunto que nos afecta o que no sabemos cómo plantearlo.
Algunos padres prefieren no hablar de estos temas para proteger a sus hijos de las preocupaciones o posibles malos tragos.
Tampoco es prudente que se diga todo a los niños. Posiblemente no entiendan o no quieran saber. Para los temas delicados, tenemos que encontrar un equilibrio entre eludir y confrontar una información:

- Estar siempre abiertos a los intentos de comunicación de los niños;

- Escuchar, comprender y respetar los sentimientos de los niños

- Dar explicaciones sinceras, con sentimientos, breves y fáciles de entender

- Dar respuestas en un lenguaje sencillo y adecuado para la edad del niño

- Observar si el niño entendió la explicación y no dejarlo con dudas

Los estudios revelan que los niños atraviesan una serie de etapas en su entendimiento de la muerte. Los preescolares normalmente entienden la muerte como algo reversible, temporal e impersonal, como ocurre en los dibujos animados, por ejemplo.
Entre los cinco y los nueve años de edad, la mayoría de los niños comienzan a darse cuenta de que la muerte es algo definitivo y que todos acabamos muriendo, aunque abrigan la idea de que, de algún modo, podemos escapar de ella por medio de nuestro propio ingenio. A estas edades, los niños asocian la muerte con un esqueleto o con un ángel, y algunos de ellos llegan a sufrir pesadillas. A partir de los nueve o diez años de edad y durante la adolescencia, los niños empiezan a entender plenamente que la muerte es irreversible, y empiezan a elaborar ideas filosóficas acerca de la vida y la muerte.

Cómo explicar la muerte a los pequeños

El doctor Earl A.Grollman, en su libro Explaining Death to Children dice que la muerte se puede explicar mejor con términos muy sencillos. Según él, se debe explicar a los niños que cuando las personas se mueren ya no respiran, no comen, no hablan, no piensan y no sienten. Son como perros muertos que dejan de ladrar y correr, o como las flores muertas que ya no crecen ni florecen.
El libro también enseña que las ideas equivocadas de los niños acerca de la muerte pueden dar lugar a problemas. Algunos niños confunden la muerte con el sueño, especialmente si escuchan a un adulto que se refiere a la muerte empleando uno de los muchos eufemismos como "el descanso eterno", etc. Como resultado de la confusión, el niño puede empezar a tener miedo a dormir. Lo mismo puede ocurrir si el niño escucha que alguien se ha muerto a causa de una enfermedad. Los preescolares no saben distinguir entre una enfermedad grave o un simple constipado.
Cuando se muere alguien cercano a la familia, todos necesitan tiempo para asimilar la pérdida, incluso los niños pequeños.
Aunque no entiendan el sentido pleno de la muerte, se dan cuenta de que algo serio está ocurriendo.

Si mostramos abiertamente nuestro dolor, llanto y tristeza a los niños, sin expresar debilidad, ellos entenderán que la muerte es una pérdida que se siente profundamente y que es un proceso por el que todos tenemos que pasar.

Es importante ayudar a los niños a entender la pérdida y el dolor, y compartir sentimiento con ellos.

Nuestros propios sentimiento y actitudes sobre la muerte y pérdida de seres queridos se transmiten al niño, intentemos o no camuflar nuestros verdaderos sentimientos.
La forma en que hablamos y compartimos nuestras experiencias con el niño puede ser lo que más recuerde.

Elaborado por el Instituto Nacional de Salud Mental.NIH (National Institutes of Health).

martes, 21 de diciembre de 2010

¿ADÓNDE SE FUE LUDMILA?

La respuesta del cielo es un excelente referente, tanto desde el punto de vista cultural como transcendente. Puede ser un lugar tranquilo, donde hay paz, alegría, felicidad, o bien un estado (depende de la edad del niño) en que la persona ausente se siente feliz, no padece, sigue queriéndonos y nos protege.


ME GUSTA CREER QUE MI HIJA ESTÁ EN EL CIELO DE VAN GOGH


HABLAR DE LA MUERTE CON LOS NIÑOS

¿Nos hemos olvidado de la muerte?
Ese olvido es el que quisiéramos a veces, como si, no pensando en ella, pudiera desaparecer. Cada día la vislumbramos en la pequeña pantalla y en los periódicos, pero como es una muerte “lejana” no nos molesta excesivamente.

La muerte, y especialmente la muerte violenta, está presente, efectivamente, en un sinfín de relatos televisivos y cinematográficos. Pero se expulsa de la vida cotidiana. ¿Por qué
No es fácil aceptar nuestra extinción biológica y social y, al mismo tiempo, es inimaginable la vida sin la muerte. Expulsarla de la vida cotidiana es negar en cierto modo su presencia en relación a nuestros seres queridos y a nosotros mismos. La muerte “virtual” nunca nos podrá interpelar del mismo modo que lo hace cuando de forma “real” irrumpe en el círculo de nuestros afectos.

¿Qué cambio de sensibilidad se ha producido en la sociedad para que la muerte y el duelo, que formaban parte arraigada de nuestra cultura, se minimicen y casi molesten?
Es bien sabido que nuestra sociedad consumista acapara gran cantidad de objetos innecesarios y/o inútiles. Eso nos “distrae” de todo aquello difícil o “feo”, como el sufrimiento, la vejez, las enfermedades, la muerte… Las situaciones límite nos colocan en una posición incómoda y molesta, completamente opuesta al modelo social dominante que antepone el “tener” al “ser”. Quizá por esa razón nos molesta, porque la muerte nos “desnuda”, nos invita a “soltar lastre”.

Llevados de la mejor intención, los padres tratan a menudo de evitarles a los niños el contacto con la muerte y sus rituales. ¿Es adecuado hacerlo así?
En principio, no. Evitarla no es una buena manera de hacer pedagogía de la muerte. Los niños han de poder incorporarse a los rituales por la muerte de una persona significativa para ellos. En todo caso, lo mejor es preguntarles cuál es su deseo; en este campo no hay recetas universales, y cada niño tiene su propio mundo interior.

También la escuela suele eludir el tema de la muerte.
Muchos profesores dicen no tratarlo por temor a la reacción de los padres, a si estarán de acuerdo o no.
En el terreno escolar constatamos avances significativos: cada vez más percibimos por parte de educadores y padres la necesidad de tratar el tema en la escuela. La reacción de los padres será positiva siempre y cuando haya habido un buen canal comunicativo entre ellos y la escuela.

¿Debería estar más presente en el currículo escolar? ¿En algún área determinada?
Desde luego, el tema de la muerte puede tratarse en el currículo escolar desde diversas áreas: sociales, naturales, religión, literatura… Y para los más pequeños, cantidad de cuentos brindan la oportunidad de hablar de la muerte y el hecho de morir con exquisita naturalidad.

¿Cómo habría que dar una noticia trágica, como la muerte de un familiar o un ser querido, a un niño?
Con dulzura, tacto, delicadeza… y ¡mucho afecto! Utilizando un contacto físico apropiado, evitando el uso de eufemismos, preguntando si tiene dudas, recordando a la persona fallecida… ¿Y quién es conveniente que dé la noticia? Preferiblemente los padres o el familiar más cercano; en todo caso, una persona emocionalmente próxima al niño, capaz de mostrarle su propia tristeza sin perder la serenidad. El lugar también es importante: un entorno tranquilo y conocido por el niño mitigará, de algún modo, el impacto de una noticia tan dura para él.

La muerte está ausente del discurso que se transmite a niños y jóvenes. Sin embargo, hay una larga relación de títulos que desde la narrativa infantil y juvenil pretenden tratar este tema. ¿Un cuento o una novela son una buena manera de abordarlo?
La buena literatura es una fantástica compañía y, si cabe, una excelente terapia. Me atrevo a afirmar que algunos cuentos y novelas, determinados libros de ensayo o autoayuda ejercen como bálsamo reparador en la herida que supone la ausencia de un ser querido.

Concepció Poch

domingo, 19 de diciembre de 2010

FUE EL TIEMPO QUE PASAMOS CON LUDMILA LO QUE LA HIZO TAN IMPORTANTE

Hay amistades hechas de risas y dolores compartidos... otras de la escuela... también están aquellas que nacen y no sabemos de qué o por qué, pero sabemos que están presentes.
Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo,
pero la verdadera amistad dura toda la vida.

Hay amistades profundas que nacen así.

Saint-Exupéry dice en El Principito:
“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”.
Pienso que el tiempo que pasamos con cada amigo es lo que lo hace tan importante.
Porque el tiempo “perdido” con amigos no existe, sólo es tiempo ganado.
Son recuerdos para toda una vida.
Por Lu, por Camila, Eire, Noelia y Daisy... y por Pierina, Nines, Mariasa y Rocío...
Por el tiempo compartido!!

                                               
                                   GRACIAS POR LAS MARIPOSAS !

jueves, 16 de diciembre de 2010

EL TABÚ DE LA MUERTE

En el mundo mueren 105 personas cada minuto…
¡Cuánto dolor!
Y mayor es el dolor cuanto menor sea la apertura a esta experiencia. Hoy la muerte es el gran tabú de nuestro mundo.
¡No sabemos ni siquiera cómo enfocar el tema!
Y la realidad es que si profundizáramos aunque sólo fuera un poquitín más en esta realidad, multiplicaríamos la intensidad de nuestra vida y la de los niños.

Afrontar la muerte para incorporarla a nuestra vida nos hace vivir con más intensidad, con más sensibilidad, con más belleza…
qué curioso ¿no?
La muerte da valor a la vida, a lo que hacemos, a lo que somos… invita al amor.
Y nosotros nos empeñamos en evitar esta sensación, para nosotros adultos y más aún para nuestros hijos creyendo protegerles.
Los niños de entre 3 y 9 años viven la muerte como la viven sus padres. Unos padres bloqueados por la muerte, dejarán en sus hijos esa huella, aunque no hablen de ello. Los niños lo aprenden como por ósmosis. Este contexto debería revisarse, por la salud de todos.
Pero en cualquier caso, cuando un niño pregunta acerca de la muerte, cuando saca el tema, cuando un día hablando del abuelito pregunta si no lo va a volver a ver hay que darles una respuesta sincera, la que nosotros creamos verdadera (si sienten que no se les dice la verdad, se asustarán y se imaginarán lo peor). No debemos adelantarnos en el ofrecimiento de datos, pero tampoco negarle información -desde su óptica, no desde la del adulto-. Lo que ocurre es que a menudo en este contexto hay un desfase: que el niño pregunta y que el adulto aún no tiene clara su postura frente a la muerte… y frente a la vida.
Dice el profesor de educación Agustín de la Herrán: “la cultura que no valora la muerte, no valora la vida y el tabú que envuelve este tema se refleja ineludiblemente en la educación como si así estuviéramos protegiendo a los niños cuando lo que realmente estamos haciendo es impedir que se vayan enfrentando en pequeñas dosis a las situaciones difíciles o críticas por las que, ineludiblemente, todos pasamos más tarde o más temprano. Llevar esto a la educación no es nada más que facilitar el espacio para que los alumnos puedan expresearse en momentos de sufrimiento, dolor o fracaso”.


Cinco apoyos para hablar de la muerte con los niños:

En la vida cotidiana pueden darse (o provocarse) situaciones que ayuden a ir cultivando actitudes para una vida (y una muerte) más consciente (hay quien dice que uno muere como vive…).
He aquí unos ejemplos prácticos.

Ciclos vitales a partir de semillas: cultivar con ayuda del niño una planta de temporada, explicitando sus ciclos vitales.

Pérdidas parciales: el extravío de un peluche, un juguete, cambio de casa en los mayores…

El paso del tiempo: visitar unas ruinas o un yacimiento arqueológico…

El cine: ver juntos El rey león reforzando que en la película se ofrece la confianza como un desenlace (tras desarrollar la independencia y la búsqueda de la felicidad, entre otros)

Experimentos: quien crea en la vida después de la muerte, puede utilizar el agua-cubitos de hielo-agua para hablar del cambio de estado sin perder la esencia.


Paloma Rosado

miércoles, 15 de diciembre de 2010

TALLER DE CUENTOTERAPIA

Ese día volví a casa con un mapa...
Ahora tengo que ir descifrándolo para conseguir mi tesoro... pero ya tengo algunas pistas...
No es maravilloso?

martes, 14 de diciembre de 2010

¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA CONSUELO?

"La palabra consuelo es hermosa. Significa "ser con el que está solo"(solus).
Brindar consuelo es una de las maneras más importantes de cuidar del otro.
La vida está tan llena de dolor, tristeza y soledad que con frecuencia nos preguntamos qué podríamos hacer para aliviar los inmensos sufrimientos que vemos.

Podemos consolar a la madre que perdió a su hijo, al joven que contrajo sida, a la familia que se le incendió la casa, al soldado que fue herido, al adolescente que está pensando en suicidarse, al anciano que se pregunta por qué tiene que seguir viviendo.
No es fácil estar con un amigo que está sufriendo mucho. Nos hace sentirnos incómodos. No sabemos qué hacer o que decir, y nos preocupa saber cómo tenemos que responder a lo que escuchamos.

Nuestra tentación es decir cosas que salen más de nuestros propios miedos que de nuestra preocupación por la persona que sufre. A veces decimos cosas como: "Bueno, estás mejor que ayer", o "Pronto volverás a ser tú mismo", o "¡Estoy seguro de que superarás esta situación!"
Pero muy a menudo nosotros sabemos que lo que estamos diciendo no es verdad, y nuestros amigos también lo saben.
No tenemos que jugar juegos los unos con los otros. Podemos decir, sencillamente: "Soy tu amigo. Me alegra poder estar contigo". Y esto podemos decirlo en palabras, o con un toque de la mano, o en un cariñoso silencio...

Consolar no significa quitar el dolor, sino estar junto al que lo sufre y decirle: 'No estás solo. Yo estoy contigo. Juntos podemos llevar nuestra carga. No tengas miedo. Yo estoy aquí'.

Eso es consuelo.
Todos necesitamos tanto darlo como recibirlo.


Henri Nouwen. Pan Para El Viaje.

lunes, 13 de diciembre de 2010

A UN OLMO SECO - Joan Manuel Serrat



Dedicado a mi mamá que tanto amó y seguirá amando a su nieta Ludmila..
Su corazón... también sigue esperando otro milagro de la primavera...  

LA ETERNA AUSENCIA

Busco a Ludmila hablándole al viento con la esperanza de que quizás alguna de mis palabras llegue a sus oídos...
Lanzando besos al cielo, que ahora también es de ella...
Cantando las mismas canciones de cuna que la llevaban por sueños de cuentos y que al final no la devolvieron nunca...
Escribo para que ni siquiera el olvido me alcance y para que ella siga viva en los que me leen...
Pero a pesar de todo, el duelo sigue llevándome por un doloroso y largo camino que nunca se detiene... no tengo garantías de conseguir trascender el dolor... tampoco me importa... porque cada día me levanto y es un día más, que luego se hace meses...  y así pasarán los años de esta eterna ausencia...
Dicen que cuando somos capaces de emprender nuevos proyectos y volver a soñar... cuando volvemos a reirnos y a relacionarnos con nuestros amigos... nuevos o viejos... es porque hemos aceptado que nuestro ser amado... mi hija... ha muerto y no volverá...
No es mi caso...
Quizás no ría del todo y mis sueños no sean del todo bellos... pero tengo proyectos y amigos... la mayoría nuevos, aunque a algunos ya los conocía de antes...
Puedo recordar a mi hija con una sonrisa... con miles de esas de su marca registrada que embellecen cualquier oído, pero no puedo aceptar su muerte...
Quiero y necesito que vuelva a mi vida... aunque no me quede más remedio que aceptar que no será así... pero esto no es aceptar su muerte, es soportar que no hay "remedio" y seguir...
La muerte de Ludmila no es algo que yo pueda superar... sólo estoy aprendiendo a no morir con ella... pero el tiempo y todo mi trabajo sólo me demuestra que el dolor sigue lastimando desde infinitos lugares y con multitud de apariencias...
El dolor lastima y sangra todo el tiempo... aún cuando río... aún cuando soy capaz de trabajar en nuevos proyectos... sangra y duele...
Pero tengo que ser fuerte... no puedo permitirme perder frente al dolor, porque arrastraría a otros a los que también amo... especialmente a Gael... que es todo para mí... igual que Lu...
Está Emilio que significa tanto en mi vida... él estuvo y sigue a mi lado... es quien escucha mi dolor y seca mis lágrimas... quien busca respuestas a tanto sufrimiento... y a su vez... quien  logra emocionarme con su tristeza y dolor de padre.
Él me permite caminar aunque muchas veces no pueda, porque siempre me sostiene...
Están Mariasa y Katty siempre dispuestas a llevar parte de mi dolor... y otros amigos... grandes y pequeños amigos...
Y por fin está también la esperanza... esa que nos dice que mañana...
mañana será otro día...


Dedicado a Gael, Emilio y a todos mis amigos y compañeros de viaje... aunque hoy quería nombrar especialmente a estas dos

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Únicamente aquellos que evitan el amor, pueden evitar el dolor del duelo.
Lo importante es crecer, a través del duelo, y seguir permaneciendo vulnerables al amor.
John Brantner

martes, 7 de diciembre de 2010

LÁGRIMAS EN EL CIELO

QUEDA PROHIBIDO

La Asociación reunida

Alfredo Cuervo Barrero

Pierina, Camila y Jimena...
Gracias por este "achuchón" que tanto bien me hace...
LAS QUIERO!!

SEGUIR TOCANDO...

.El 18 de noviembre de 1995, Perlman salió al escenario a dar un concierto en el Lincoln Center en Nueva York.
Si alguna vez han asistido a un concierto de Perlman, han de saber que salir al escenario no es fácil para él. Cuando niño sufrió de polio, así que usa unos aparatos en ambas piernas y camina con la ayuda de dos muletas. Verlo caminar en el escenario, un paso a la vez, lentamente, es algo impresionante. Camina con dolor pero majestuosamente, hasta llegar a su silla. Entonces se sienta, coloca sus muletas sobre el piso, empuja un pie hacia atrás y extiende el otro hacia adelante. Se agacha y recoge el violín, lo coloca bajo su barbilla, asiente con la cabeza hacia el director de la orquesta y comienza a tocar. El público ya está acostumbrado a este ritual.
Pero ese día, algo salió mal. Justo al terminar uno de los primeros compases, una de las cuerdas de su violín se rompió. Se pudo escuchar cómo tronó. El sonido pareció un disparo. No cabía duda de lo que significaba ese sonido.
Perlman esperó un momento, cerró los ojos y le dio la señal al director de iniciar de nuevo. La orquesta comenzó y tocó a partir de donde se había quedado. Y tocó con tal pasión, tal fuerza y tal pureza… Tocó como nunca.
Parece imposible poder tocar una obra sinfónica con sólo tres cuerdas, pero esa noche Yitzjak Perlman se negó a saberlo.
Uno podía verlo modulando, cambiando, recomponiendo la pieza en su mente. En cierto momento, parecía como que estaba volviendo a afinar las cuerdas para sacarles sonidos que nunca habían emitido. Cuando terminó, había un impresionante silencio en la sala. Y luego la gente se levantó y hubo una explosión extraordinaria de aplausos desde todos los rincones del auditorio.
Entonces él sonrió, se limpió el sudor de la frente y dijo:


Saben, a veces la tarea del artista es descubrir cuánta música se puede hacer con lo que a uno le queda.

Con la muerte de mi hija sentí que la música de mi vida también moría...
Pero con el paso del tiempo... un día... otro... y luego otros más... empecé a componer otra vez... un acorde... luego otro... y así hasta llegar a escuchar de nuevo mi melodía... No resulta fácil oirla siempre que quiero... pero si me concentro soy capaz de llevarla hasta mi corazón... ahí donde mora el dolor y la pena, pero también tantos y tantos recuerdos de Lu... y su amor...
Y es ahí donde encuentro la fuerza para seguir...
Porque como dijo Perlman, tengo que descubrir cuánta música puedo hacer con lo que me queda desde que ella no está.
 

LUDMILA... UN TROZO DE MI VIDA



GRACIAS ANABEL!!!

domingo, 5 de diciembre de 2010

PRINCESA

Cada día que pasa comprendo un poco más, que la distancia que me separa de tí es irreal.
Por eso, ahora se que nuestra historia de amor no ha terminado mal, porque no ha terminado.
Sólo tengo que ser paciente por un tiempo... el que me ha tocado.
Hasta que al fin... irremediablemente... volvamos a estar juntas... otra vez.

TE AMO
mamá

miércoles, 1 de diciembre de 2010

EL ALMA ABIERTA



Parecía una gota de agua sobre la verde hoja , pero apenas si era mi lágrima por Ella *
Confío que pronto vendrá el olvido a socorrerme, pero apenas cierro los ojos veo sus ojos*
A veces me olvido de acordarme, pero apenas me duermo , la recuerdo*
En el ocaso que cae sobre el oeste, con el último rayo de sol se me aparece*
El reflejo de la luna que asoma a mi ventana me devuelve el espejismo de su cara*
Por qué será la brisa tan esquiva? O acaso es ella jugando a la escondida?*
Según pasan los meses, se agiganta la nube azul de los recuerdos y siento que retorno
a mis ancestros*
Añoro su olor, almizcle y flores; con un dejo de vainilla en rama... y aspiro profundo y nada...*
Cielo naranja y azul y un largo camino dibujado...preludio de tu muerte por tus propias manos anunciada*
Siempre que cuente sobre tus cuentos, sentiré que es cuento el que hayas muerto*


Un altar levanté sobre una antigüa radio, con muñecos y flores y la medalla del Espíritu Santo del Cristiano , creo que la dueña de la imágen te recibió en tu cielo y juntas lo comparten*


Blanca Amelia Giella
25/11/2010
Haedo