Pero la vida me ha dado unas gotas de felicidad esta Semana Santa, y muchas de lluvia, que sirvieron para limpiar mi alma ensangrentada.
Sigo teniendo ganas de llorar, pero he avanzado algunos pasos que me acercan a tí, que has decidido acompañarme a pesar de mi infinita tristeza y de mi rabia.
Si no fuera por tí no abrigaría ninguna ilusión.
Si no fuera por tí, no la vería detrás de las montañas, ni en la lluvia, ni en las ramas de los árboles.
Si no fuera por tí no aprendería de nuevo a caminar.
Porque aunque se que volveré a caer muchas veces, estarás ahí para darme cualquiera de tus manos.
A Emilio con amor