Al principio pensaba que trabajando duro el dolor se iría disipando, que al menos aprendería a llevarlo con cordura.
Pero el tiempo sólo me deja vivirlo intensamente. Absorver cada uno de sus rasgos y sentirlo perenne.
Me duele todo... pero sobre todo la noche y las estrellas.
Mi sempiterno dolor no es siquiera comparable a su pavorosa inmensidad, pero me da la pauta de su infinitud.
Ya no me gusta la noche y menos estrellada.
Quizás porque en ella me siento realmente sola con mis miedos...
Es decir, sin tí.
TE AMO PRINCESA MARIPOSA
mamá
Aunque parezca que el blog ha desaparecido, no es así, AventArte son Anabel
y Ana, y las dos siguen con sus cosillas, una con los cuentos y otra con
las fo...