¿POR QUÉ HORE SHAKUL? הורה שכול

Hore Shakul hace referencia al padre o madre que ha perdido un hijo.
Significa algo así como "padre desconsolado".
Es una palabra hebrea y su origen es bíblico.
Aparece en el capítulo 18, versículo 21, del libro de Jeremías.
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Este blog está dedicado a mi amada hija Ludmila.

Escribir me ayuda a mantener vivo su

recuerdo...

Igual que los comentarios que

vosotros dejáis.

Entre todos lograremos que su semilla de amor siga germinando .



lunes, 14 de junio de 2010

PRIMER CARTA A LUDMILA, MI HIJA MAYOR


Ludmila, hija mía...

es la primera vez que me siento a escribirte de una manera no desordenada y tratando de que algo concreto me salga, con o sin tantos traspiés emocionales... eso para mi ya es lo de menos. Y si acaso es que ese algo logra salir, que sea feliz, en el sentido de que me permita a mi mismo esgrimir algún razonamiento lógico ó no tanto, pero que al menos sienta que me valió la pena intentarlo. Uno al que yo mismo le encuentre algún tipo de sentido. Que me permita decir lo que siento de una forma clara y transparente para tratar de ayudarme, ahora de este modo y a esta hora de vivir, en intentar paliar al menos una pequeñísima cuota de esta gran pena que mi corazón y cada uno de mis sentidos sufren desde momentos antes de que te nos fueras, como el agua pura y cristalina lo hace entre los dedos, casi sin quejarte siquiera... Como un acontecimiento naturalmente injusto. Un acto despreciable e intolerable en sí mismo, como también absurdo e inútil, cometido por la imbecilidad e ignorancia de una miserable parte de esta Humanidad enferma y sin rumbo ninguno, que se tomó el atrevimiento de prescindir de un ser absoluta y enteramente valioso como vos. Uno que, sin haber saltado a la vida casi, le dio cada día a ese mismo mundo enfermo, está a la vista que sin la más mínima y justa correspondencia, las más tremendas, únicas e irrepetibles muestras y lecciones de felicidad, alegría e inocencia... Muchas veces de inquietante sabiduría... Alguien como vos, que lograste disfrutar cada día como si ese mismo mundo enfermo fuese un paraíso, un cuento de hadas y princesas... el mundo ideal que vos misma creaste alrededor tuyo y de quienes te hicimos, de los que te acompañamos y cuidamos, te vimos crecer, del que todos ayudamos cada uno a su modo y en su medida a fomentar, y también podemos dar cuenta de ello. De los que, en definitiva, te amamos y amaremos hasta la eternidad de nuestro propio ser.

Hija mía, no logro tener paz ninguna en mi cuerpo ni en mi alma. Humanamente no tolero la tristeza que me provoca levantarme cada día y no tenerte para abrazarte, llamarte, despertarte, llevarte al cole, preparar y darte de comer, ayudarte con los deberes, arroparte en tus sueños ó compartir con vos algún tipo de salida de esas que disfrutamos tanto durante los 10 hermosos años que me honraste con tu magnífica existencia. No hay momento en mis días que no agradezca a tu madre el haberme dado la oportunidad de conocer la gloria de ser padre a través tuyo, el orgullo a pecho ancho y frente bien erguida de haberte tomado de la mano y, juntos, salir por las calles que fueron testigos de tu maravilloso paso por la vida...

Me siento totalmente perdido a la hora de pensar. Siento que me han vencido y traicionado de la manera más ruin, en esta lucha desigual de vivir que es el sálvese quien pueda. No encuentro lugar alguno que me pertenezca, aunque al menos por ahora y durante un tiempo indeterminado sea el mismo en el que esté tu hermosísima y simpática hermana Valeria, que tampoco injustamete pudiste conocer... Pero que deseaste y quisiste tanto, tanto, tanto desde el primer día en que supiste que estaba en camino. Fue el gran regalo que decidimos hacerte con Vicky el día de tu comunión, mi amor... Además de los oritos que tan bellamente luciste durante la ceremonia, y también luego en la celebración con tus compañeros que comulgaban aquél día junto a vos. Te recuerdo muy feliz, con la sonrisa ancha y tu actitud orgullosa frente al sueño que vos elegiste hacer real y estabas cumpliendo. Pero la noticia de tu hermana no hizo más que embellecer aún más, si cabía esa posibilidad, tu hermoso rostro. Tus mejillas rindieron homenaje a la belleza, mi vida... al hacerte sonreir con la noticia. Otro sueño que empezabas a cumplir, con tus casi 10 añitos: el de empezar a completar tu "familia ideal", después de haber disfrutado como una loca la llegada de Gael a tu vida.

¿Sabés que casi no recuerdo haber cumplido algún sueño tan importante a tus mismos años? ¿Uno que me llenase tanto el pecho y alma, como se te vio aquél día a vos? ¿Sabés que desde que nos dejaste empecé a sentir miedo, y mucho? Yo no fui nunca una persona que sintiera el miedo como tal por algo, ó por alguien. Sí intenté mantenerme al margen, ó con la distancia suficiente, por prudencia, de situaciones que nunca me generaron la confianza necesaria para dar algunos pasos en la vida, ó donde podía prever la existencia de algún tipo de peligro. Y sí, también tuve muchísimo respeto por cosas que podrían considerarse pasibles de sugestión. Pero MIEDO del que se sufre al pensar en la posibilidad de que suceda algo malo, eso nunca lo había sentido... La incertidumbre sobre determinadas cosas que se me plantean, por ejemplo, es algo que me está generando muchísimo temor. Me provoca terror. Siento muchísima angustia e impotencia ante el hecho del NO SABER. No sé cómo reaccionar. Siento, desde hace siete meses, que vivo cada momento teniendo que tomar decisiones, cualquiera sean, bajo una presión inaguantable e insostenible para mi mente, y superan mi tolerancia. Tengo miedo de no estar tomando decisiones que no sean las correctas, tengo mucho miedo de cualquier cosita que tenga Vale, tengo miedo de las reacciones que puedan sentir mi cuerpo y alma frente al reencuentro con determinadas personas, por ejemplo, que no haya visto desde antes de perderte... Qué me pasará cuando vea a fulano, qué sentiré cuando hable con mengana... Estos miedos horribles los comencé a vivir cuando te fuiste... Son sensaciones que antes no tenía ni imaginaba tener... Siempre viví mucho así, como al payro... sin ocurrírseme que pudiera pasar algo malo, que pueda recibir ninguna agresión, de ningún tipo. Por supuesto, menos aún que una como la que vivo y sufro desde el último 19 de noviembre.

Hija mía, ojalá que el Dios que vos misma decidiste que te arrope con su manto de piedad no te abandone nunca de su mundo, de ese paraíso que dicen que es donde van las almas puras como la tuya. Más aún, ahora que quedó descaradamente demostrado que en este otro, el terrenal, el de la Humanidad a la que pertencemos... la belleza, lo simple, lo divino, la alegría, lo bello de la inocencia de un niño, y su felicidad, son sólo simples monedas de recambio en manos de los mercaderes de la vida.

Y deseo que, contra lo que creo, al dejar esta vida haya otra mejor que nos trascienda, y nos encuentre una vez más difrutando de las mismas simples cosas que disfrutamos durante los 10 hermosos años que me regalaste a mí en particular, y a toda tu inmensa familia universal, que te recuerdan y sienten con el mismo cariño de siempre. Y por siempre jamás.

Te amo, Ludmila.

Papá

P.D.: hoy es madrugada del lunes 14 de junio de 2010, y no puedo parar de sufrir tu ausencia.