¿POR QUÉ HORE SHAKUL? הורה שכול

Hore Shakul hace referencia al padre o madre que ha perdido un hijo.
Significa algo así como "padre desconsolado".
Es una palabra hebrea y su origen es bíblico.
Aparece en el capítulo 18, versículo 21, del libro de Jeremías.
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Este blog está dedicado a mi amada hija Ludmila.

Escribir me ayuda a mantener vivo su

recuerdo...

Igual que los comentarios que

vosotros dejáis.

Entre todos lograremos que su semilla de amor siga germinando .



jueves, 16 de diciembre de 2010

EL TABÚ DE LA MUERTE

En el mundo mueren 105 personas cada minuto…
¡Cuánto dolor!
Y mayor es el dolor cuanto menor sea la apertura a esta experiencia. Hoy la muerte es el gran tabú de nuestro mundo.
¡No sabemos ni siquiera cómo enfocar el tema!
Y la realidad es que si profundizáramos aunque sólo fuera un poquitín más en esta realidad, multiplicaríamos la intensidad de nuestra vida y la de los niños.

Afrontar la muerte para incorporarla a nuestra vida nos hace vivir con más intensidad, con más sensibilidad, con más belleza…
qué curioso ¿no?
La muerte da valor a la vida, a lo que hacemos, a lo que somos… invita al amor.
Y nosotros nos empeñamos en evitar esta sensación, para nosotros adultos y más aún para nuestros hijos creyendo protegerles.
Los niños de entre 3 y 9 años viven la muerte como la viven sus padres. Unos padres bloqueados por la muerte, dejarán en sus hijos esa huella, aunque no hablen de ello. Los niños lo aprenden como por ósmosis. Este contexto debería revisarse, por la salud de todos.
Pero en cualquier caso, cuando un niño pregunta acerca de la muerte, cuando saca el tema, cuando un día hablando del abuelito pregunta si no lo va a volver a ver hay que darles una respuesta sincera, la que nosotros creamos verdadera (si sienten que no se les dice la verdad, se asustarán y se imaginarán lo peor). No debemos adelantarnos en el ofrecimiento de datos, pero tampoco negarle información -desde su óptica, no desde la del adulto-. Lo que ocurre es que a menudo en este contexto hay un desfase: que el niño pregunta y que el adulto aún no tiene clara su postura frente a la muerte… y frente a la vida.
Dice el profesor de educación Agustín de la Herrán: “la cultura que no valora la muerte, no valora la vida y el tabú que envuelve este tema se refleja ineludiblemente en la educación como si así estuviéramos protegiendo a los niños cuando lo que realmente estamos haciendo es impedir que se vayan enfrentando en pequeñas dosis a las situaciones difíciles o críticas por las que, ineludiblemente, todos pasamos más tarde o más temprano. Llevar esto a la educación no es nada más que facilitar el espacio para que los alumnos puedan expresearse en momentos de sufrimiento, dolor o fracaso”.


Cinco apoyos para hablar de la muerte con los niños:

En la vida cotidiana pueden darse (o provocarse) situaciones que ayuden a ir cultivando actitudes para una vida (y una muerte) más consciente (hay quien dice que uno muere como vive…).
He aquí unos ejemplos prácticos.

Ciclos vitales a partir de semillas: cultivar con ayuda del niño una planta de temporada, explicitando sus ciclos vitales.

Pérdidas parciales: el extravío de un peluche, un juguete, cambio de casa en los mayores…

El paso del tiempo: visitar unas ruinas o un yacimiento arqueológico…

El cine: ver juntos El rey león reforzando que en la película se ofrece la confianza como un desenlace (tras desarrollar la independencia y la búsqueda de la felicidad, entre otros)

Experimentos: quien crea en la vida después de la muerte, puede utilizar el agua-cubitos de hielo-agua para hablar del cambio de estado sin perder la esencia.


Paloma Rosado

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Nuestra cultura intenta negar la realidad de la muerte. Cuesta mucho aceptar el hecho de la muerte y mucho más hablar de ello a un niño.
GRACIAS POR EL ARTÍCULO!!

Anónimo dijo...

ME PODRÍA DECIR CÓMO AFRONTAN EL TEMA DE LA MUERTE LOS NIÑOS SEGÚN SU EDAD?
MUCHAS GRACIAS

Anónimo dijo...

DEBERÍAN TRATAR ESTE TEMA EN LA ESCUELA.
GRACIAS POR EL BLOG!
MUY BUENO TODO

Anónimo dijo...

Acaso será porque nos remueve los propios miedos a la muerte?

Anónimo dijo...

Si nos preguntamos: “¿Por qué la vida me hizo esto?” significa que hemos dado un paso atrás y dejamos que el acontecimiento asuma el control sobre el hecho que nos corresponde a nosotros.
En franco contraste, si preguntamos: “¿Cómo puedo hacer para que, de resultas de este trágico acontecimiento, llegue a ser una persona mejor?”, habremos dado un paso importantísimo para impedir que los acontecimientos se nos vayan de la mano y terminen dominando la escena.
En lugar de preguntar: ”¿Qué me está haciendo la vida?”, preguntemos en cambio “Qué le estoy haciendo a la vida?”.
En lugar de preguntar: ”¿Por qué la vida me ha jugado una mala pasada?”, preguntemos: “¿Cómo puedo echar mano a los recursos que me sostendrán en estos momentos de tensión?” Si nos sentimos tentados a tener lástima de nosotros mismos, podríamos preguntar: ”¿Por qué tuvo que sucederme a mí?”. Pero en lugar de permitir que la compasión por uno mismo ocupe el centro de la imagen, deberíamos más bien exteriorizar nuestra preocupación sobre cómo afectó el suceso a otras personas y preguntar: ”¿Cómo puedo ayudar a otro en esta misma emergencia?” Y nos sorprenderá el hallazgo de que en la medida en que ayudemos a otros nos ayudamos a nosotros mismos.
En lugar de preguntar: “¿Por qué tengo que soportar tanto?” podríamos más bien preguntar: “¿Cómo debo actuar para asignarle a la vida su verdadero sentido, en estos penosos momentos que me toca vivir?”
Si somos aficionados a la navegación a vela, sabremos que mientras más pesada sea la quilla a más altura se podrá elevar el mástil, y concomitantemente sus velas, aprovechando así al máximo el viento que sopla de popa. Las probabilidades de ganar la competencia estarán en razón directa con la habilidad demostrada en la utilización del viento. El mismo viento que puede hacerle ganar una carrera, puede hacerlo varar si el piloto no cuenta con la destreza adecuada.
Y en el transcurso de la vida nuestra fe puede ser la quilla que nos sirva de base de sustentación para elegir el alto mástil y aprovechar al máximo los recursos que nos permitirán hacer frente a los desafíos que la vida nos depara. Puede que no sea fácil, como casi nunca lo son las cosas importantes de la vida. A medida que se jerarquizan nuestras experiencias y nuestro accionar, crece la importancia de estimular las destrezas, las disciplinas y los recursos que aumenten nuestra idoneidad.
Aún las peores experiencias de la vida pueden ser aprovechables para obtener los mejores resultados. La cruz de Viernes Santo señaló el camino al glorioso acontecimiento de una vida nueva, en Pascua. A la luz de nuestra tragedia, podemos encontrar el significado de la resurrección.
Cuando mi hija Erica murió alguien me dijo a María le pasó lo mismo, me golpeó fuerte, luego, las lecturas sobre el tema, me di cuenta que tenía seres queridos a mi lado, que debía seguir, que mi corazón herido no debía ser una excusa, busqué apoyo en mi religión, en la psicoterapia y encontré la respuesta en las experiencias de personas que pasaron por lo mismo, que escribieron libros o una simple nota, hoy estoy por el camino de la espiritualidad, sigo creyendo que la muerte es un misterio y desearía volver a encontrarme con mis seres queridos. Hoy a diferencia con hace cinco años tengo paz en el corazón, creo que nuestro paso por la tierra debe tener un sentido y trato de dar lo mejor de mi con la esperanza de que ese sea el camino que me conduzca al encuentro y con la certeza que por esta vía se vive mejor.

Anónimo dijo...

El proceso de liberación del alma por medio de la muerte no tiene que ser tomado como un proceso trágico sino como una simple transición a otro estado.

Saludos y adelante!